
Hace un par de meses el discurso de cualquier economista señalaba un entorno de crecimiento económico a nivel global vigoroso y un aumento de la inflación persistente pero no permanente. Este mes de marzo, la visión ha cambiado de forma radical.
La guerra en Ucrania ha disparado a máximos históricos el precio del gas, del petróleo y de la electricidad; también de metales como el paladio, el cobre, el hierro o el platino; suben también materias primas ligadas a la agricultura: maíz, trigo, cereales, aceite de girasol ¡los precios están desbocados en Europa y también en Estados Unidos! ¡Precios por el lado de la oferta y también de la demanda! ¡Suben los salarios -especialmente en EEUU- y se encarece el mercado inmobiliario a nivel global!
Al mismo tiempo la guerra en Ucrania hará que las empresas tengan que revisar a la baja sus previsiones de beneficio y esto afectará al empleo y al crecimiento. ¡Habrá crecimiento, pero será menor de lo previsto! ¡Esta maldita guerra va a mermar el crecimiento económico a nivel mundial, pero sobre todo el de Europa! ¡Se verán afectados todos los sectores: aerolíneas, industria, consumo …también el sector financiero!
Los bancos centrales intentan anticiparse a este escenario retirando estímulos y subiendo tipos de interés. De forma gradual, muy telegrafiado, pero el camino es la normalización monetaria. ¡Juego de malabares porque los bancos centrales tendrán que frenar la inflación sin dañar el crecimiento!
Ante este escenario, ¿qué hacer nosotros ahorradores? Lo primero diversificar para reducir los riesgos y buscar otras fuentes de rentabilidad; segundo, mantener plazos largos de la inversión con objetivos claros; y en tercer lugar no hacer market timing, es decir, huir el momentos de pánico y comprar en momentos de euforia. Mantenerse invertido en tiempos de alta volatilidad es más rentable que entrar y salir del mercado aprovechando rebotes y escapando de desplomes. Y ante todo, un buen asesor financiero para ayudarnos a controlar las emociones y no dejarnos llevar por ¡esta vez es diferente! En otras crisis – desde la caída de las Torres Gemelas, hasta la quiebra de Enron, pasando por la crisis de las punto.com o la caída de Lehman Brothers- han demostrado que el estar invertido paga. ¿Clave? Carteras sólidas y consistentes; diversificación en activos, regiones, estilos y temáticas; luces de largo alcance y ¡asesoramiento financiero independiente y honesto!